LA IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA DE C.WRIGHT MILLS
Lo que los hombres
corrientes saben directamente y lo que tratan de hacer está limitado por las
órbitas privadas en que viven; sus visiones y sus facultades se limitan al
habitual escenario del trabajo, de la familia, de la vecindad; en otros medios,
se mueven por sustitución y son espectadores. Y cuanto más cuenta se dan,
aunque sea vagante, de las ambiciones y de las amenazas que trascienden de su
ambiente inmediato, más atrapados parecen sentirse.
Cuando una sociedad se industrializa,
el campesino se convierte en un
trabajador, y el señor feudal es liquidado o se convierte en un hombre
de negocios. Pero los hombres, habitualmente, no definen las inquietudes que
sufren en relación con los cambios históricos y las contradicciones
institucionales. Rara vez conscientes de la intricada conexión entre el tipo de
sus propias vidas y el curso de la historia del mundo.
No poseen la cualidad mental esencial para percibir la
interrelación del hombre y la sociedad de la biografía y de la historia del yo
y del mundo. La historia que ahora afecta a todos los hombres es la historia
del mundo. Las colonias políticas se han libertad, y han surgido nuevas y menos
visibles formas de imperialismo.
Después de dos siglos de dominio, al
capitalismo se le señala sólo como un de los medios de convertir la sociedad en
un aparato industrial. Yace ahora ante nosotros la humanidad misma, mientras
las súper naciones que constituyen sus polos concentran sus esfuerzos más
coordinados e ingentes en preparar la tercera guerra mundial.
La plasmación misma de la historia
rebasa actualmente la habilidad de los hombres para orientarse de acuerdo con
valores preferidos; los viejos modos de sentir de pensar se han ido abajo y que
los comienzos más recientes son ambiguos hasta el punto de producir parálisis
moral. Lo que necesitan, y lo que ellos sienten que necesitan, es una cualidad
mental que les ayude a usar la información y a desarrollar la razón para
conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre en el mundo y de lo que
quizás está ocurriendo dentro de ellos.
La
imaginación sociológica permite a su poseedor comprender el escenario
histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la
trayectoria exterior de diversidad de individuos. Pero en nuestro tiempo hemos
llegado a saber que los límites de la naturaleza
humana son espantosamente dilatados,
todo individuo vive de una generación a otra, en una sociedad, que vive una
biografía, y que la vive dentro de una sucesión histórica.
La
imaginación sociológica nos permite captar la historia y la biografía y la
relación entre ambas dentro de la sociedad. Reconocer esta tarea y esa promesa es la señal analista social
clásico. Ningún estudio Social que no
vuelva a los problemas de la biografía, de la historia y de sus intersecciones
dentro de la sociedad, ha terminado su jornada intelectual.
Porque la imaginación es la capacidad
de pasar de una perspectiva a otra: de la política a la psicología, del examen
de una sola familia a la estimación comparativa
de los presupuestos nacionales del mundo, de la escuela teológica al
establecimiento militar, del estudio de la industria del petróleo al de la poesía contemporánea.
Es la capacidad de
pasar de las transformaciones más impersonales y remotas a las características
más íntimas del yo humano y las relaciones entre ambas cosas.
La
imaginación sociológica es la forma más fértil de esa conciencia de sí mismo.
Vuelve a adquirir agudeza su capacidad
de asombrarse. Adquieren un modo nuevo de pensar, experimentan un trastrueque
de valores; en una palabra, por su reflexión y su sensibilidad comprende el
sentido cultural de las ciencias sociales; las
actitudes personales del medio y los problemas públicos de la estructura social,
la distinción es un instrumento esencial de la imaginación sociológica y
una característica de toda obra clásica en ciencia social.
Un problema es un asunto público: se
advierte que está amenazado un valor amado por la gente. Los problemas
estructurales hacerles frente y resolverlos nos obliga a examinar los problemas
políticos y económicos que afectan a
innumerables medios. Mientras una
economía esté organizada de manera que haya crisis, el problema del desempleo
no admite una solución personal.
Lo que experimentamos en medios
diversos y específicos es como hemos observado, efecto de cambios estructurales. Los cambios de
muchos medios personales, nos vemos obligados a mirar más allá de ellos. Cuan
la gente estima una tabla de valores y no advierte ninguna amenaza contra
ellos, experimenta bienestar. Cuando
estima unos valores y advierte
que están amenazados, experimenta
una crisis, ya como inquietud personal, ya como problema público.
No sientan estimación por ningún valor
perciba ninguna amenaza. Ésta es la
experiencia de la indiferencia. Esta es
la experiencia del malestar, de la ansiedad, la cual, si es suficientemente
total, se convierte en una indisposición mortal no específica. No se ha dicho
cuáles son los valores amenazados ni qué es lo que amenaza; en suma, no han
sido llevados a punto de decisión.
Los valores amenazados eran fáciles de
ver y estimados por todos; las
contradicciones estructurales que los
amenazaban también parecían fáciles. Los
problemas del ocio, por ejemplo, ni siquiera pueden formularse sin tener en cuenta los problemas del
trabajo. Ni el ocio ni sus usos enervantes pueden entenderse como problemas sin reconocer la medida en que el malestar y la indiferencia
forman actualmente el clima social y personal de la sociedad norteamericana
contemporánea.
“El
principal enemigo y el principal peligro
del hombre es su misma indócil
naturaleza y las fuerzas ocultas reprimidas dentro de él”, Ernest Jones. La primera tarea política e intelectual del
científico social consiste hoy en poner en claro los elementos del malestar y
la indiferencia contemporáneos.
En todas las épocas intelectuales tienden
a convertirse en común denominador de la vida cultural determinado
estilo de pensamiento. En la época moderna, las ciencias biológicas han sido el
principal común denominador del pensamiento serio y de la metafísica popular en
las sociedades de Occidente. La técnica de laboratorio ha sido el modo consagrado
de proceder y la fuente de la seguridad
intelectual.
La
imaginación sociológica se está convirtiendo en el principal común
denominador de nuestra vida cultural y en un rasgo distintivo. Parecen ignorar
que el uso de esta imaginaciones central para mejorar el trabajo que pueden
hacer, que por no desarrollarla e implicarla dejan de responder a las
esperanzas culturales que se tienen en ellos y que las tradiciones clásicas de
sus diversas disciplinas ponen a disposición de ellos.
Resumen: Lo que puede llamarse
análisis social clásico es una serie de
tradiciones definibles y usables que su
característica esencial es el interés por las estructuras sociales históricas y
que sus problemas tienen una relación directa con los urgentes problemas públicos y las insistentes
inquietudes humanas.
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